LOVE BOX – organización –
Fotos by Inhar Mutiozabal Fotógrafos
Ocurre a veces, que estás viviendo tu vida sin esperar que alguien tocará tu puerta y convertirá ese día en un día especial, en el comienzo de algo único…
Nosotras no lo sabíamos, pero Leire e Imanol acababan de entrar en el Atelier de Sunday para revolucionarlo todo, para marcar un antes y un después en nosotras, en nuestra manera de ser y de hacer.
Habían tomado la decisión de casarse hacía apenas unas semanas, y tenían tanto guardado dentro, que no podían esperar más tiempo a sacarlo. El primer reto, estaba ya sobre la mesa: teníamos 5 meses para organizar su boda. Y quizá fue por su ilusión, por su alegría constante, por sus miradas, pero no pudimos negarnos, así que como estamos convencidas de que la rapidez no está reñida con la creación de momentos únicos y especiales, ya sólo podíamos pensar en cómo hacerlo real.
Y venían con un sueño. Uno de esos que al parecer tienes desde que eres pequeña, o que desde el momento en el que lo pensaste ya no cabía otra posibilidad: querían casarse en su caserío… Y aunque nuestra imaginación ya volaba al oír esa palabra, quisimos comprobar in situ el escenario. Al llegar allí, El Kurpitxa rompió todos nuestros esquemas: el paisaje era indescriptible, los colores que lo envolvían y la sensación que se vivía allí, no pudieron hacer esperar más nuestro Sí.
Tras ese primer encuentro, no sabemos por qué, quizá porque el sueño pasó a ser de ambos, sentíamos que nos conocíamos de toda la vida. Y así, empezamos a dibujar lo que sería la boda, lo que se imaginaban, lo que siempre habían soñado. Empezamos a darle formas, colores, aromas, sabores… Empezamos a crear lazos con nuestros Lovers para que nada quedara en el tintero… En fin, un festival de ir y venir, de probar, de imaginar para, semanas después, echar un par de pasos hacia atrás y visualizarlo todo. La boda. La fiesta. El sueño…
Y llegó el día.
La ermita estaba preparada para el primer Sí quiero de los novios y Sunday no podía faltar. Mientras tanto, también estábamos presentes en el caserío, donde preparábamos la recepción para que fueran los propios novios quienes dieran la bienvenida a sus invitados. Y es que, en su propia casa… ¡no podía ser de otra manera!
De pronto, el abrazo inesperado de Leire a su llegada dejó que se nos escaparan algunas lágrimas (¡esas sí que no estaban previstas!)… Lágrimas de emoción, alegría y buenas vibraciones por un trabajo bien hecho que forman parte de la historia de Sunday para siempre. Gracias, chicos. Sed felices.
